viernes, 30 de octubre de 2009
Opinion
La opinion de este articulo me parece bastante interesante ya que habla sobre la educacion y la enseñanza de los distintos enfoques que hay en la sociedad sobre la informacion-informatica, actualmente revolucionaria.
Sintesis de Josè Manuel Pèrez Tornero
Las escuelas y la enseñanza en la sociedad de la información
José Manuel Pérez Tornero
El final del siglo XX situó las escuelas, y la enseñanza en general, ante un nuevo escenario tecnológico: repleto de satélites de comunicación, de información digitalizada, de ordenadores personales cada vez más potentes, en resumen, en medio de una gran explosión de la comunicación audiovisual. Pero también delante de un nuevo escenario social: globalización financiera, desarrollo del comercio internacional, presión de corte neoliberal sobre el Estado del bienestar, la deslocalizaciòn de la producción y el imaginario consumista de una sociedad en que la tecnología se ha convertido en el fetiche máximo.
Los centros de enseñanza han soportado la presión del cambio con crisis y contradicciones: reformas, insuficiencia de recursos, desmotivación de los estudiantes, desorientación, incertidumbre… Considerada desde una perspectiva global, la tecnología ha influido en esta situación más por los efectos que ha generado en el contexto general que por su propia incidencia en el interior de los centros educativos. Esto explica que la presión y la necesidad del cambio en los centros educativos, se vivan, sobre todo, como un clima de opinión, con independencia de que estos centros se hayan actualizado desde el punto de vista técnico. La presión del discurso de la modernidad tecnológica directa o indirectamente se registran en el ámbito educativo: desasosiego del profesorado, seguidismo tecnológico por parte de los políticos, desconcierto de los estudiantes, etc.
Las escuelas tal vez no utilicen todavía cotidianamente ni la televisión, ni video, ni los ordenadores, ni Internet, pero los niños y niñas, y los jóvenes que asisten a ella tienen en sus hogares cada vez más cadenas de televisión, mas videos, mas videojuegos, mas ordenadores y acceso a Internet. Si la escuela tiende a ser refractaria a la incorporación de nuevas tecnologías y suele cerrarle sus puertas, estas acaban entrando indirectamente por la ventana.
La enseñanza parece haber perdido parte de la autonomía y capacidad de acción que tuvo en otros tiempos. Su valoración social ya no es la misma. Su tradición ya no ayuda a reconocer el porvenir y a orientar la acción. Todo sucede como si estuviésemos entrando en una nueva era de la que, todavía, no tuviésemos una buena carta de navegación.
Para ello, en una brevísima y arriesgada síntesis, repasaremos la génesis de la institución escolar con el objeto de reconocer las tendencias al cambio que estamos viviendo en la actualidad.
Los orígenes de la institución escolar
La escuela y los centros de enseñanza fueron durante siglos instituciones que gozaban de la hegemonía de la instrucción y del saber en la comunidad. Muchos de ellos derivaban de instituciones sagradas y, a veces en virtud de su origen, poseían los textos sagrados que administraban y organizaban con vistas a su función educativa y adoctrinadora. En todos ellos residía el conocimiento que el cuerpo de profesores administraba a los estudiantes que captaban sus reglas.
Este monopolio de la instrucción se articulaba en una práctica expresivo-comunicativa: las técnicas de lectoescritura y de interpretación textual.
En general encontraremos que la iniciación a la escritura y a la lectura se fue configurando como una especie de ritual iniciativo o sistema de paso. El letrado o alfabetizado forma parte ya de un cuerpo superior al que se le confía la gestión del conocimiento de una sociedad. La escuela se especializa en esa compleja tarea que consiste en enseñar a leer y a escribir.
Una relación intrínseca y significativa entre la enseñanza, la escuela y el sistema de escritura y lectura. No es casual, que históricamente el modelo de escuela que hoy conocemos se empezase a configurar en Mesopotámica con la civilización Sumeria, la civilización mesopotámica pudo legar a civilizaciones posteriores la confirmación general del modelo escolar que tenia y tuvo en la escritura.
Platón y Aristóteles sentaron las bases de las escuelas de los dos milenios siguientes. Como disponían ya de una escritura alfabética basada en la fonética, pudieron fundar un sistema de educación centrado en una metodología racionalista y en una lógica deductiva que ha inspirado la educación occidental durante mucho tiempo.
El modelo se mantuvo con pequeñas variaciones, pero siempre manteniendo la hegemonía de la escritura y de la lectura, con estilos y condicionantes propios de los documentos escritos y de los libros a la forma de producir y distribuir el saber.
Así, mientras hubo escasez de documentos y de depósitos de conocimiento, los espacios escolares y educativos fueron lugares privilegiados, casi sagrados, porque guardaban y administraban los pocos textos que existían y congregaban a los maestros, sabios y expertos que se debían mantener cerca de la fuentes de conocimiento, como consecuencia de todo ello, las escuelas y los centros de enseñanza se fueron consolidando como ámbitos orientados a la racionalidad y organización sistemática del conocimiento, directa o indirectamente, tenían que ver con los escritos y con los libros.
Pero a medida que la tecnología permitió aumentar la capacidad de multiplicar textos, el papel de la escuela se iba ensanchando y adquiriendo paulatinamente una función universalizadota.
La llegada de la Revolución Industrial y el afianzamiento de los sistemas sociales modernos operaron a modo ambiguo. Una escuela tradicional en lo que a curricula y sistema de lectoescritura se refiere, dieron un gran paso en la superación del elitismo, religiosa y esotérica de la escuela en la escolarización y en su democratización. De hecho, se requería que un mundo generalizado de trabajo industrial, los niños dispusieran de un ambiente en el que subsistir dentro de las condiciones de seguridad, centro y disciplina.
Las grandes transformaciones
Con la aparición de la sociedad de la información, las fuentes de saber se multiplican, se expanden y se difunden. Los libros ya no escasean sino que pueden multiplicarse por cientos de miles. Los ordenadores y las bases de datos acumulan más información y poseen una calidad de acceso nunca antes conocida en la historia. Internet, en el inicio del siglo XXI, esta haciendo accesibles a todos, casi sin limitaciones, saberse y documentos en cualquier lugar del globo.
En este contexto nadie discute que se ha producido una explosión de información y conocimiento que ha desbordado a los centros educativos. Las escuelas y universidades ya no son los únicos centros de la racionalidad y del progreso científico o social, ni los únicos que controlan la distribución del saber social. Su capital-conocimiento tiene que competir con el capital-conocimiento generado por el sistema industrial, financiero y militar y con el que produce y mantienen la media. La escuela esta encontrando competidores poderosísimos.
Son los medios de comunicación y las relaciones con las nuevas fuentes de saber cada vez más dispersas, y no las escuelas ni los centros educativos tradicionales, los que se están convirtiendo en el ámbito privilegiado de la transmisión del saber actual y en los urdidores de esa nueva racionalidad social.
Los media, su crecimiento continuo y su perenne ocupación del espacio-tiempo social, han venido a configurar un nuevo clima cognoscitivo y de aprendizaje, y sobre todo, un nuevo territorio que la escuela no puede ya acotar.
Las generaciones jóvenes se han educado e instruido en ese presente extendido que denominamos moda y actualidad de los medios de comunicación.
Las familias también han perdido esa posibilidad, antes real, de controlar los ambientes de aprendizaje. La televisión y otros medios, no solo representan puntos de fuga importantísimos, sino que también sirven para poner de relieve que el discurso de los padres y tutores tiene graves fallas y lagunas. Mientras los adultos se pretenden honestos, cariñosos, sensatos, la televisión muestra como se mienten, se roban, como se emborrachan y maltratan. La televisión no solo desordena los linderos que enmascaran las mentiras sobre las cuales los adultos inventaban un mundo para los niños sino que, a la vez, desordena las secuencias y jerarquías de aprendizaje.
El asedio a la enseñanza tradicional
Acoso, asedio y envolvimiento son palabras que definen la nueva situación de la escuela y la enseñanza con relación a su entorno.
Estamos viviendo una transformación tan seria de la educación que los pilares que sostenían su autonomía escolar y sobre la cual se fundaba su influencia social parecen derrumbarse a ojos vista. La sociedad se esta quedando sin aulas, es decir, sin esos espacios cerrados, controlados y reservados en los que el saber fluía verticalmente del maestro a los alumnos. Pero es así, además, porque las nuevas redes mediáticas, desde la televisión escolar hasta Internet, están penetrados en los centros educativos creando nuevos ambientes de percepción y construcción del conocimiento.
En este contexto, no podemos dejar de reconocer la influencia que esta teniendo en este proceso la extensión de una ideología neoliberal que, en forma de pensamiento único, pretende llevar incluso al terreno del conocimiento, las ideas y la cultura el imperativo exclusivo del modelo de mercado libérrimo.
Un esquema de la situación
¿Cuáles son las claves del sistema escolar tradicional que se empiezan a tambalear en la sociedad de la información?
1) La escuela ya no es la depositaria privilegiada del saber, o al menos, no lo es del saber socialmente relevante: La sociedad cuenta hoy con dispositivos de almacenamiento, clasificación, difusión y circulación mucho más versátiles, disponibles e individualizados que la escuela. El traslado continuo de las tradicionales bibliotecas y museos reales a los ámbitos virtuales que proporciona el ciberespacio es una metáfora de este cambio que señalamos.
2) Las escuelas tampoco son los ámbitos privilegiados de transmisión de la educación: Si la educación tiene que ver con las actitudes, normas y valores, es bien cierto que los medios de comunicación, las ciudades, las modas y el grupo de iguales se convierten en los más poderosos sistemas educativos del momento.
3) La escuela es, tal vez, la institución mas eficaz para la enseñanza de la lectoescritura como lo fue antaño, pero esta quedándose atrás hoy en día en la promoción de la nueva alfabetización de la sociedad de la información: Los niños empiezan a asimilar las claves del lenguaje audiovisual y de la informática lejos de la tutela de la escuela.
4) En este contexto, los profesores ya no son considerados los maestros que atesoraban todas las habilidades y sabidurías: La reverencia, devoción y seguimiento, que era una característica de la relación entre profesores y alumnos, es esta poniendo en cuestión; y no solo como consecuencia de un cierto relajamiento en el trato y en las formas, sino, sobre todo, en razón del diverso sistema de distribución del saber que se va configurando en nuestros tiempos.
5) Las escuelas ya no disponen, como antaño, de los únicos instrumentos para la producción y sistematización del saber o los han perdido en términos relativos: Sus bibliotecas se han quedado cortas y a veces ridículas comparadas con la suma de las bibliotecas de las que disponen los propios estudiantes en sus hogares o la que representa la Word Wide Web.
6) La escuela ya no es la fuente de la racionalidad que funda o explica el orden social: La organización del mundo, los valores escolares no solo pueden ser diferentes a los que rigen en el entorno, sino que, desde la escuela, a veces ya no es posible intentar explicar con coherencia el orden social.
7) La escuela se ha tomado, además, un elemento poco práctico: Conecta difícilmente con la acción social. Situada entre el mantenimiento de un currículo tradicional y las dudas sobre la aceptación de uno nuevo adecuado a las exigencias de la nueva sociedad, encuentra serios problemas para convertir sus enseñanzas en algo utilizable prácticamente por los estudiantes fuera del aula.
8) La escuela esta perdiendo a marchas forzadas el poder que le había conferido el sistema social tradicional: La pérdida de poder práctico y de legitimación de la escuela es producto, finalmente, del valor escaso que le atribuyen los poderes sociales.
Las claves de una crisis
La crisis de la escuela y la enseñanza están viviendo intensamente en este principio de siglo.
Crisis en los curricula escolares: La producción de saber es tan intensa y circula tan rápidamente por todos los medios, especialmente los electrónicos, que no se sabe cual es el modo mas practico y seguro de fijar los ítem. De hecho, la incertidumbre, la dubitación y la inseguridad componen el núcleo central de un problema de difícil consenso.
Crisis en el lenguaje que funda la escuela: Se niega a aceptar el descubrimiento cultural que atraviesa el que ha sido hasta ahora su eje intelectual y pedagógico: el libro. Su escriturocentrismo tradicional resiste con poca convicción la preponderancia de los nuevos lenguajes del audiovisual y la informática.
Crisis de recursos técnicos: Comparadas con el entorno inmediato, las escuelas se han quedado incluso en el mundo industrial más avanzado desfasadas en su tecnología. Mientras la dotación técnica de los hogares de los países avanzados ha ido creciendo, la de las escuelas se ha congelado o ha ido decreciendo en proporción.
Crisis de modelo de valores y de sistemas de socializad: Una escuela como la que ha llegado a finales de siglo, fundada en la pura tradición de la escuela burguesa de principios de siglo, es decir, centralizada, nacionalista, asistencial y fabril, se encuentra abocada a sobrevivir en una sociedad postindustrial, globalizada, multicultural y que la racionalidad del empleo esta perdiendo peso.
Crisis de gestión: Se están quedando obsoletos los modelos de organización y gobierno basados en el control estricto del aprendizaje y en su dirección lineal, en la evaluación ajustada a criterios de repetición, ocupada mas de la reproducción de lo existente que en la adaptación a los cambios, en la innovación o creación.
La actitudes antes los cambios
De muchos de los procesos señalados aquí se nos escapan no solo las posibles consecuencias, sino también su valoración.
Por un lado, podemos pensar (reformismo optimista) que la perdida de privilegios del sistema educativo hasta la presencia de nuevas fuentes éticas, constituyen elementos que trabajan por una democratización de la sociedad y a favor del acceso a un mayor grado de libertad de expresión y de acción.
Pero las explicaciones y las hipótesis pueden ser más complejas. Algunos reconocen (reformismo pesimistas) el progreso que representa la modernización de las escuelas y su democratización.
Por otro lado, todos estos cambios se pueden vivir (tradicionalismo pesimista) como una perdida irreparable y como un salto al vació. En un sentido parecido, el progreso tecnológico parece verse no como la aparición de nuevas oportunidades, sino como una vuelta de tuerca mas hacia la dependencia de unos pocos poderes universales que gobiernan en la tecnología y la tienden a imponer de un modo poco demostrativo.
Otros (antirreformistas apocalíptico) consideran que todos estos cambios operan en el sentido de una invasión programada del sistema capitalista por ocupar y regir el espacio de la educación.
La mayoría de las opciones parecen aun posibles y que el sistema todavía tiene muchos desarrollos abiertos cuya resolución no se halla todavía decidido.
Apuestas por la renovación
Muchas de estas crisis, no por presentidas o sentidas, a veces angustiosamente, dejan de ser auténticamente novedosa.
Hoy día, los retos de la educación se presentan casi universalmente, aunque con distintas matizaciones económicas, geográficas y culturales, a saber:
a) La apertura sistemática de las escuelas a nuevas fuentes de saber: Si la producción del saber no es privilegio de las escuelas, estas se deben abrir hoy en día a nuevas fuentes de conocimientos.
b) La conversión de las escuelas en espacios de exploración, de descubrimiento y de invención: El desarrollo de la robótica y de la informática esta condenando los procesos repetitivos en el mundo del trabajo y potenciando, por el contrario, los creativos e imaginarios.
c) La participación de la comunidad entera en la educación: Las funciones y el alcance de la educación son tan amplios que los centros educativos no pueden ser ya su única garantía; es necesaria la participación de muchos otros agentes.
d) La aceptación de la necesidad de potenciar el tipo de alfabetización propio de la sociedad de la información: Sin negar la importancia vital de la alfabetización y de la lectoescritura, hay que reconocer que esta no basta ya para capacitar a los jóvenes a la hora de participar en el mundo laboral y social.
e) La creación de nuevas comunidades educativas a partir de las escuelas actuales: El ciberespacio, las telecomunicaciones, Internet, etc., están procurando la aparición de nuevas comunidades virtuales.
f) La superación del modelo fabril: Forman parte de un modelo de escuela asistencial, propia del sigloXIX, que del que correspondía auténticamente a la sociedad actual.
g) La renovación tecnológica de la escuela: Es muy grave condenar a las escuelas a ser guetos tecnológicos anticuados en relación con su entorno. Cuidar la dotación tecnológica de las escuelas tiene que pasar a ser una prioridad de cualquier renovación educativa.
h) La redefinición del rol del profesorado: Deser los dispensadores del saber, deben de encarar un nuevo papel.
i) La redefinición del rol del Estado en la educación: Este tendrá que abandonar su papel paternalista y censor.
j) La aceptación del principio de la educación a lo largo de la vida: Si se acepta que el periodo educativo no acaba nunca, que la inserción profesional y hasta el estatuto de ciudadanía necesitan un esfuerzo de aprendizaje continuo, la mitificación de los títulos, el aumento de la tensión sobre las escuelas, los profesores y los estudiantes y la competitividad innecesaria dentro del sistema se debilitaran.
El horizonte de la educación global
El conjunto de apuestas por la renovación, señaladas en el apartado anterior, configuran la agenda de trabajo para los próximos años. La enseñanza y la educación se tienen que transformar en una doble dimensión, intelectual y practica.
Se puede decir que ambas tareas se resumen en un cambio profundo de su ecosistema comunicativo.
Es posible que en los sistemas educativos, de mayor éxito, se avance hacia la integración de las tareas de enseñanza y educación dispersas por el conjunto de la sociedad en proyectos de educación integrados.
La educación en red son de hecho vías de avance hacia un proyecto de educación más integral.
José Manuel Pérez Tornero
El final del siglo XX situó las escuelas, y la enseñanza en general, ante un nuevo escenario tecnológico: repleto de satélites de comunicación, de información digitalizada, de ordenadores personales cada vez más potentes, en resumen, en medio de una gran explosión de la comunicación audiovisual. Pero también delante de un nuevo escenario social: globalización financiera, desarrollo del comercio internacional, presión de corte neoliberal sobre el Estado del bienestar, la deslocalizaciòn de la producción y el imaginario consumista de una sociedad en que la tecnología se ha convertido en el fetiche máximo.
Los centros de enseñanza han soportado la presión del cambio con crisis y contradicciones: reformas, insuficiencia de recursos, desmotivación de los estudiantes, desorientación, incertidumbre… Considerada desde una perspectiva global, la tecnología ha influido en esta situación más por los efectos que ha generado en el contexto general que por su propia incidencia en el interior de los centros educativos. Esto explica que la presión y la necesidad del cambio en los centros educativos, se vivan, sobre todo, como un clima de opinión, con independencia de que estos centros se hayan actualizado desde el punto de vista técnico. La presión del discurso de la modernidad tecnológica directa o indirectamente se registran en el ámbito educativo: desasosiego del profesorado, seguidismo tecnológico por parte de los políticos, desconcierto de los estudiantes, etc.
Las escuelas tal vez no utilicen todavía cotidianamente ni la televisión, ni video, ni los ordenadores, ni Internet, pero los niños y niñas, y los jóvenes que asisten a ella tienen en sus hogares cada vez más cadenas de televisión, mas videos, mas videojuegos, mas ordenadores y acceso a Internet. Si la escuela tiende a ser refractaria a la incorporación de nuevas tecnologías y suele cerrarle sus puertas, estas acaban entrando indirectamente por la ventana.
La enseñanza parece haber perdido parte de la autonomía y capacidad de acción que tuvo en otros tiempos. Su valoración social ya no es la misma. Su tradición ya no ayuda a reconocer el porvenir y a orientar la acción. Todo sucede como si estuviésemos entrando en una nueva era de la que, todavía, no tuviésemos una buena carta de navegación.
Para ello, en una brevísima y arriesgada síntesis, repasaremos la génesis de la institución escolar con el objeto de reconocer las tendencias al cambio que estamos viviendo en la actualidad.
Los orígenes de la institución escolar
La escuela y los centros de enseñanza fueron durante siglos instituciones que gozaban de la hegemonía de la instrucción y del saber en la comunidad. Muchos de ellos derivaban de instituciones sagradas y, a veces en virtud de su origen, poseían los textos sagrados que administraban y organizaban con vistas a su función educativa y adoctrinadora. En todos ellos residía el conocimiento que el cuerpo de profesores administraba a los estudiantes que captaban sus reglas.
Este monopolio de la instrucción se articulaba en una práctica expresivo-comunicativa: las técnicas de lectoescritura y de interpretación textual.
En general encontraremos que la iniciación a la escritura y a la lectura se fue configurando como una especie de ritual iniciativo o sistema de paso. El letrado o alfabetizado forma parte ya de un cuerpo superior al que se le confía la gestión del conocimiento de una sociedad. La escuela se especializa en esa compleja tarea que consiste en enseñar a leer y a escribir.
Una relación intrínseca y significativa entre la enseñanza, la escuela y el sistema de escritura y lectura. No es casual, que históricamente el modelo de escuela que hoy conocemos se empezase a configurar en Mesopotámica con la civilización Sumeria, la civilización mesopotámica pudo legar a civilizaciones posteriores la confirmación general del modelo escolar que tenia y tuvo en la escritura.
Platón y Aristóteles sentaron las bases de las escuelas de los dos milenios siguientes. Como disponían ya de una escritura alfabética basada en la fonética, pudieron fundar un sistema de educación centrado en una metodología racionalista y en una lógica deductiva que ha inspirado la educación occidental durante mucho tiempo.
El modelo se mantuvo con pequeñas variaciones, pero siempre manteniendo la hegemonía de la escritura y de la lectura, con estilos y condicionantes propios de los documentos escritos y de los libros a la forma de producir y distribuir el saber.
Así, mientras hubo escasez de documentos y de depósitos de conocimiento, los espacios escolares y educativos fueron lugares privilegiados, casi sagrados, porque guardaban y administraban los pocos textos que existían y congregaban a los maestros, sabios y expertos que se debían mantener cerca de la fuentes de conocimiento, como consecuencia de todo ello, las escuelas y los centros de enseñanza se fueron consolidando como ámbitos orientados a la racionalidad y organización sistemática del conocimiento, directa o indirectamente, tenían que ver con los escritos y con los libros.
Pero a medida que la tecnología permitió aumentar la capacidad de multiplicar textos, el papel de la escuela se iba ensanchando y adquiriendo paulatinamente una función universalizadota.
La llegada de la Revolución Industrial y el afianzamiento de los sistemas sociales modernos operaron a modo ambiguo. Una escuela tradicional en lo que a curricula y sistema de lectoescritura se refiere, dieron un gran paso en la superación del elitismo, religiosa y esotérica de la escuela en la escolarización y en su democratización. De hecho, se requería que un mundo generalizado de trabajo industrial, los niños dispusieran de un ambiente en el que subsistir dentro de las condiciones de seguridad, centro y disciplina.
Las grandes transformaciones
Con la aparición de la sociedad de la información, las fuentes de saber se multiplican, se expanden y se difunden. Los libros ya no escasean sino que pueden multiplicarse por cientos de miles. Los ordenadores y las bases de datos acumulan más información y poseen una calidad de acceso nunca antes conocida en la historia. Internet, en el inicio del siglo XXI, esta haciendo accesibles a todos, casi sin limitaciones, saberse y documentos en cualquier lugar del globo.
En este contexto nadie discute que se ha producido una explosión de información y conocimiento que ha desbordado a los centros educativos. Las escuelas y universidades ya no son los únicos centros de la racionalidad y del progreso científico o social, ni los únicos que controlan la distribución del saber social. Su capital-conocimiento tiene que competir con el capital-conocimiento generado por el sistema industrial, financiero y militar y con el que produce y mantienen la media. La escuela esta encontrando competidores poderosísimos.
Son los medios de comunicación y las relaciones con las nuevas fuentes de saber cada vez más dispersas, y no las escuelas ni los centros educativos tradicionales, los que se están convirtiendo en el ámbito privilegiado de la transmisión del saber actual y en los urdidores de esa nueva racionalidad social.
Los media, su crecimiento continuo y su perenne ocupación del espacio-tiempo social, han venido a configurar un nuevo clima cognoscitivo y de aprendizaje, y sobre todo, un nuevo territorio que la escuela no puede ya acotar.
Las generaciones jóvenes se han educado e instruido en ese presente extendido que denominamos moda y actualidad de los medios de comunicación.
Las familias también han perdido esa posibilidad, antes real, de controlar los ambientes de aprendizaje. La televisión y otros medios, no solo representan puntos de fuga importantísimos, sino que también sirven para poner de relieve que el discurso de los padres y tutores tiene graves fallas y lagunas. Mientras los adultos se pretenden honestos, cariñosos, sensatos, la televisión muestra como se mienten, se roban, como se emborrachan y maltratan. La televisión no solo desordena los linderos que enmascaran las mentiras sobre las cuales los adultos inventaban un mundo para los niños sino que, a la vez, desordena las secuencias y jerarquías de aprendizaje.
El asedio a la enseñanza tradicional
Acoso, asedio y envolvimiento son palabras que definen la nueva situación de la escuela y la enseñanza con relación a su entorno.
Estamos viviendo una transformación tan seria de la educación que los pilares que sostenían su autonomía escolar y sobre la cual se fundaba su influencia social parecen derrumbarse a ojos vista. La sociedad se esta quedando sin aulas, es decir, sin esos espacios cerrados, controlados y reservados en los que el saber fluía verticalmente del maestro a los alumnos. Pero es así, además, porque las nuevas redes mediáticas, desde la televisión escolar hasta Internet, están penetrados en los centros educativos creando nuevos ambientes de percepción y construcción del conocimiento.
En este contexto, no podemos dejar de reconocer la influencia que esta teniendo en este proceso la extensión de una ideología neoliberal que, en forma de pensamiento único, pretende llevar incluso al terreno del conocimiento, las ideas y la cultura el imperativo exclusivo del modelo de mercado libérrimo.
Un esquema de la situación
¿Cuáles son las claves del sistema escolar tradicional que se empiezan a tambalear en la sociedad de la información?
1) La escuela ya no es la depositaria privilegiada del saber, o al menos, no lo es del saber socialmente relevante: La sociedad cuenta hoy con dispositivos de almacenamiento, clasificación, difusión y circulación mucho más versátiles, disponibles e individualizados que la escuela. El traslado continuo de las tradicionales bibliotecas y museos reales a los ámbitos virtuales que proporciona el ciberespacio es una metáfora de este cambio que señalamos.
2) Las escuelas tampoco son los ámbitos privilegiados de transmisión de la educación: Si la educación tiene que ver con las actitudes, normas y valores, es bien cierto que los medios de comunicación, las ciudades, las modas y el grupo de iguales se convierten en los más poderosos sistemas educativos del momento.
3) La escuela es, tal vez, la institución mas eficaz para la enseñanza de la lectoescritura como lo fue antaño, pero esta quedándose atrás hoy en día en la promoción de la nueva alfabetización de la sociedad de la información: Los niños empiezan a asimilar las claves del lenguaje audiovisual y de la informática lejos de la tutela de la escuela.
4) En este contexto, los profesores ya no son considerados los maestros que atesoraban todas las habilidades y sabidurías: La reverencia, devoción y seguimiento, que era una característica de la relación entre profesores y alumnos, es esta poniendo en cuestión; y no solo como consecuencia de un cierto relajamiento en el trato y en las formas, sino, sobre todo, en razón del diverso sistema de distribución del saber que se va configurando en nuestros tiempos.
5) Las escuelas ya no disponen, como antaño, de los únicos instrumentos para la producción y sistematización del saber o los han perdido en términos relativos: Sus bibliotecas se han quedado cortas y a veces ridículas comparadas con la suma de las bibliotecas de las que disponen los propios estudiantes en sus hogares o la que representa la Word Wide Web.
6) La escuela ya no es la fuente de la racionalidad que funda o explica el orden social: La organización del mundo, los valores escolares no solo pueden ser diferentes a los que rigen en el entorno, sino que, desde la escuela, a veces ya no es posible intentar explicar con coherencia el orden social.
7) La escuela se ha tomado, además, un elemento poco práctico: Conecta difícilmente con la acción social. Situada entre el mantenimiento de un currículo tradicional y las dudas sobre la aceptación de uno nuevo adecuado a las exigencias de la nueva sociedad, encuentra serios problemas para convertir sus enseñanzas en algo utilizable prácticamente por los estudiantes fuera del aula.
8) La escuela esta perdiendo a marchas forzadas el poder que le había conferido el sistema social tradicional: La pérdida de poder práctico y de legitimación de la escuela es producto, finalmente, del valor escaso que le atribuyen los poderes sociales.
Las claves de una crisis
La crisis de la escuela y la enseñanza están viviendo intensamente en este principio de siglo.
Crisis en los curricula escolares: La producción de saber es tan intensa y circula tan rápidamente por todos los medios, especialmente los electrónicos, que no se sabe cual es el modo mas practico y seguro de fijar los ítem. De hecho, la incertidumbre, la dubitación y la inseguridad componen el núcleo central de un problema de difícil consenso.
Crisis en el lenguaje que funda la escuela: Se niega a aceptar el descubrimiento cultural que atraviesa el que ha sido hasta ahora su eje intelectual y pedagógico: el libro. Su escriturocentrismo tradicional resiste con poca convicción la preponderancia de los nuevos lenguajes del audiovisual y la informática.
Crisis de recursos técnicos: Comparadas con el entorno inmediato, las escuelas se han quedado incluso en el mundo industrial más avanzado desfasadas en su tecnología. Mientras la dotación técnica de los hogares de los países avanzados ha ido creciendo, la de las escuelas se ha congelado o ha ido decreciendo en proporción.
Crisis de modelo de valores y de sistemas de socializad: Una escuela como la que ha llegado a finales de siglo, fundada en la pura tradición de la escuela burguesa de principios de siglo, es decir, centralizada, nacionalista, asistencial y fabril, se encuentra abocada a sobrevivir en una sociedad postindustrial, globalizada, multicultural y que la racionalidad del empleo esta perdiendo peso.
Crisis de gestión: Se están quedando obsoletos los modelos de organización y gobierno basados en el control estricto del aprendizaje y en su dirección lineal, en la evaluación ajustada a criterios de repetición, ocupada mas de la reproducción de lo existente que en la adaptación a los cambios, en la innovación o creación.
La actitudes antes los cambios
De muchos de los procesos señalados aquí se nos escapan no solo las posibles consecuencias, sino también su valoración.
Por un lado, podemos pensar (reformismo optimista) que la perdida de privilegios del sistema educativo hasta la presencia de nuevas fuentes éticas, constituyen elementos que trabajan por una democratización de la sociedad y a favor del acceso a un mayor grado de libertad de expresión y de acción.
Pero las explicaciones y las hipótesis pueden ser más complejas. Algunos reconocen (reformismo pesimistas) el progreso que representa la modernización de las escuelas y su democratización.
Por otro lado, todos estos cambios se pueden vivir (tradicionalismo pesimista) como una perdida irreparable y como un salto al vació. En un sentido parecido, el progreso tecnológico parece verse no como la aparición de nuevas oportunidades, sino como una vuelta de tuerca mas hacia la dependencia de unos pocos poderes universales que gobiernan en la tecnología y la tienden a imponer de un modo poco demostrativo.
Otros (antirreformistas apocalíptico) consideran que todos estos cambios operan en el sentido de una invasión programada del sistema capitalista por ocupar y regir el espacio de la educación.
La mayoría de las opciones parecen aun posibles y que el sistema todavía tiene muchos desarrollos abiertos cuya resolución no se halla todavía decidido.
Apuestas por la renovación
Muchas de estas crisis, no por presentidas o sentidas, a veces angustiosamente, dejan de ser auténticamente novedosa.
Hoy día, los retos de la educación se presentan casi universalmente, aunque con distintas matizaciones económicas, geográficas y culturales, a saber:
a) La apertura sistemática de las escuelas a nuevas fuentes de saber: Si la producción del saber no es privilegio de las escuelas, estas se deben abrir hoy en día a nuevas fuentes de conocimientos.
b) La conversión de las escuelas en espacios de exploración, de descubrimiento y de invención: El desarrollo de la robótica y de la informática esta condenando los procesos repetitivos en el mundo del trabajo y potenciando, por el contrario, los creativos e imaginarios.
c) La participación de la comunidad entera en la educación: Las funciones y el alcance de la educación son tan amplios que los centros educativos no pueden ser ya su única garantía; es necesaria la participación de muchos otros agentes.
d) La aceptación de la necesidad de potenciar el tipo de alfabetización propio de la sociedad de la información: Sin negar la importancia vital de la alfabetización y de la lectoescritura, hay que reconocer que esta no basta ya para capacitar a los jóvenes a la hora de participar en el mundo laboral y social.
e) La creación de nuevas comunidades educativas a partir de las escuelas actuales: El ciberespacio, las telecomunicaciones, Internet, etc., están procurando la aparición de nuevas comunidades virtuales.
f) La superación del modelo fabril: Forman parte de un modelo de escuela asistencial, propia del sigloXIX, que del que correspondía auténticamente a la sociedad actual.
g) La renovación tecnológica de la escuela: Es muy grave condenar a las escuelas a ser guetos tecnológicos anticuados en relación con su entorno. Cuidar la dotación tecnológica de las escuelas tiene que pasar a ser una prioridad de cualquier renovación educativa.
h) La redefinición del rol del profesorado: Deser los dispensadores del saber, deben de encarar un nuevo papel.
i) La redefinición del rol del Estado en la educación: Este tendrá que abandonar su papel paternalista y censor.
j) La aceptación del principio de la educación a lo largo de la vida: Si se acepta que el periodo educativo no acaba nunca, que la inserción profesional y hasta el estatuto de ciudadanía necesitan un esfuerzo de aprendizaje continuo, la mitificación de los títulos, el aumento de la tensión sobre las escuelas, los profesores y los estudiantes y la competitividad innecesaria dentro del sistema se debilitaran.
El horizonte de la educación global
El conjunto de apuestas por la renovación, señaladas en el apartado anterior, configuran la agenda de trabajo para los próximos años. La enseñanza y la educación se tienen que transformar en una doble dimensión, intelectual y practica.
Se puede decir que ambas tareas se resumen en un cambio profundo de su ecosistema comunicativo.
Es posible que en los sistemas educativos, de mayor éxito, se avance hacia la integración de las tareas de enseñanza y educación dispersas por el conjunto de la sociedad en proyectos de educación integrados.
La educación en red son de hecho vías de avance hacia un proyecto de educación más integral.
jueves, 29 de octubre de 2009
Suscribirse a:
Entradas (Atom)