domingo, 19 de julio de 2009

El niño del Mañana, por Mariela Carassani

“El niño del mañana”
¿quiénes son los niños hoy?

Escribe: Lic. Mariela A. Carassai

Licenciada por la Universidad Nacional de Quilmes (2001). Especialista en Educación, con Orientación en Gestión Educativa y Candidata a Master por la Universidad de San Andrés con beca nominada "Paz Illobre". Es Miembro del Programa Prioritario de Investigación “Sujetos y Políticas en Educación”, dirigido por el Doctor Mariano Narodowski. Universidad Nacional de Quilmes (1998). Coordinadora de la Comisión del Boletín de LEA (Lugar por la Educación Argentina).


El objetivo de este trabajo será indagar acerca de la concepción moderna de infancia y su estado actual. Para ello se tratará de construir cuales son las características de la concepción moderna de infancia, indagar si ha habido cambios en esta concepción y detectar cuál es el estado actual de esta concepción.

A partir del siglo XVIII aparece un interés distinto por el niño que culminará con una concepción de la infancia distinta y propia de la modernidad. La escuela surge como producto de la modernidad, como así también la concepción de infancia. De esta forma, la escuela impone su forma de sociabilización que se ejerce sobre la población infantil, es decir, implica formas de disciplinamiento que son canalizadas por esta institución.

La niñez constituye a su vez el elemento por el cual no hubiese sido posible la producción pedagógica, que no sólo proyecta una infancia deseada sino también constituye una fuente de preocupaciones teóricas, como las expresadas por la psicología y la pediatría, entre otras.

De todas ellas, la pedagogía es la que elabora un discurso de la infancia en situación escolar, en donde se imprime e impregna toda la producción disciplinaria; abocándose a la infancia integrada en las instituciones escolares que se especializan en producir adultos siendo considerado al niño en tanto que es alumno.

Fue Phillipe Ariés en 1960 quien desde el ámbito de la historia y la demografía afirma sobre ciertas características históricas de la infancia, demostrando que esta se trata de una construcción histórica moderna, en la que además la institución escolar, ocupa un rol destacado.

Cabe aclarar que anteriormente a esta concepción, los niños eran considerados como adultos pequeños, es decir, no se diferenciaban de los adultos; lo que Ariés denomina “Ancien Régime”. Según Gélis, “la infancia deja de ocupar su lugar como residuo de la vida comunitaria, como parte de un gran cuerpo colectivo” .

Esta concepción nueva de la infancia, entendiéndola desde una perspectiva histórica (y por lo tanto cambiante) es una construcción social que tiene determinadas características: se concibe al niño como un cuerpo heterónomo, que necesita ser educado y que es dependiente de los adultos; en términos de Gélis, “el niño es una cera blanda”.

La infancia es una construcción moderna, difundida por la adjudicación de características como la dependencia y la heteronomía, a una parte de la sociedad, características que se plasman en instituciones y discursos que “son punto de partida y de llegada de la pedagogía”.

Ariés destaca el surgimiento del “sentimiento de infancia” a partir del siglo XV en Europa, debido a las nuevas formas de trafico comercial y producción mercantil que hacen eclosión finalizando en la Edad Media con una lenta transformación de actitudes, sentimientos y relaciones frente a la infancia.

En la modernidad, el niño es percibido como un ser inacabado, carente, reconociéndose en este la necesidad de resguardo y protección. “Esta transformación implica la aparición del cuerpo infantil” (Narodowski, 1994)

Es a partir de los siglos XV a XVII, cuando se vislumbra un cambio de responsabilidades atribuidas a los más pequeños, como un cuerpo que inspira amor, ternura y preocupación, que necesita ser amado y educado, deberes cuya responsabilidad esta a cargo la familia.

De modo que este “sentimiento de infancia” con relación a la niñez implica una nueva caracterización, en donde la dependencia constituye no sólo una diferencia con el adulto, sino también un sometimiento a este, ya que el niño es carente, necesitado de protección e incompleto. Estas faltas solo podrán ser compensadas por el adulto que es un ser autónomo, independiente y completo.

Sin este sentimiento moderno de infancia no hubiese sido posible la producción de un discurso pedagógico como el expresado en el Émile ou de l´education de Jean Rousseau; donde aparecen estas reflexiones acerca de la infancia y que configuran la pedagogía moderna. En este texto, se da a la niñez un lugar especial, caracterizado y determinado, diferenciándolo del adulto.

“La obra descubre la infancia nombrándola y normatizando su existencia” (Narodowski, 1994) Este descubrimiento implica amarlo, reivindicarlo, comprenderlo y protegerlo; ya que el paso del niño al adulto se va dando de una forma natural: del no-adulto a la adultez, de la dependencia a la autonomía, de la carencia de razón a la razón adulta. En este sentido, la educación es el instrumento que permite que esto transcurra naturalmente.

En el Emile, el niño es carente de razón adulta, por lo que necesita de un adulto, de su protección, de las leyes de un adulto, es decir, es un ser heterónomo. Es el adulto quien compensa la carencia del infante evitando aquello que es antinatural y que le permita al niño seguir el natural sendero hacia la adultez.

Comenius en “La Didáctica Magna” (136 años antes de que la pedagogía diera a luz a la infancia moderna en el Émile) expone una concepción de infancia totalmente distinta a la expuesta por Rousseau, ya que el cuerpo infantil no es objeto de reflexión, lo que interesa es hallar el “orden en todo”, la gradualidad que va de lo más simple a lo más complejo. Donde la infancia también esta sujeta a esta gradualidad que va de lo simple y carente a la completitud.

La diferencia fundamental entre estos dos autores reside en que mientras para Rousseau la infancia implica una peculiaridad humana en el sentido de la capacidad natural de ser formado “la naturaleza quiere que los niños sean niños antes de ser hombres” (Émile, pag.: 108); para Comenius, la infancia implica un proceso gradual que va desde lo simple (el niño) a lo complejo (el adulto) como en todas las cosas, radicando la diferencia en una cuestión de grado de desenvolvimiento en donde lo importante es la acción sobre la niñez a través de un método de enseñanza eficaz que enseñe “todo a todos”, denominado “ideal pansófico”. En Comenius, niño y alumno son indistinguibles.

El nacimiento de la infancia moderna trae el necesario alejamiento de niño en relacion con la vida cotidiana de los adultos, siendo la escuela quien contribuye a este alejamiento. Se deja de considerar al niño como “adulto pequeño” para colocarlo en su lugar de infante. Como se menciono anteriormente, junto con el nacimiento del sentimiento de infancia, también surgieron otros discursos que normativizaron al cuerpo infantil y demarcaron los limites entre este y la adultez.

Es gracias a la acción del discurso pedagógico que han sido posibles las categorías y conceptos que a lo largo de la modernidad han teñido el pensamiento acerca de la infancia. De modo que es a partir de esta concepción de niño, que se construye al objeto alumno, del que se desprenden distintos atributos a partir de la escolarización, es decir, de la absorción y el encierro del cuerpo infantil. El alumno, en tanto infante y el maestro, en tanto adulto, les atañe distintos deberes y derechos impuestos por el discurso pedagógico.

Resumiendo lo anterior, lo que garantiza la permanencia de la niñez en la escuela, es la disciplina, entendida esta desde una perspectiva foucaultiana, implica una manipulación del cuerpo infantil que se educa, que obedece y se le da forma, se trata de un cuerpo dócil, maleable, que permite un control minucioso del cuerpo del niño, un disciplinamiento. La pedagogía va a ser la disciplina que va a categorizar la infancia por medio del discurso pedagógico.

Ariès señala que “la infancia ha permanecido en la sombra durante bastantes siglos. No es, pues, sorprendente verla reaparecer en la época en la que la cultura escrita y por consiguiente la escuela, reconquista sus derechos y se difunde a partir del siglo XII”

De modo que “la infancia se constituye escolarmente y una parte cuantitativamente relevante de la población es infantilizada a través del ejercicio de una relación de poder instituida en el ámbito denominado ‘escuela'” (Narodowski, 1994)

Cabe aclarar que la pedagogía comeniana implanta una serie de dispositivos discursivos sin los cuales es prácticamente imposible comprender la mayor parte de las posiciones pedagógicas. En este trabajo prestaremos especial atención a uno de ellos, la alianza escuela-familia, debido a que representa el encierro del cuerpo infantil en esta institución que surge simultáneamente con el sentimiento moderno de infancia, como así también uno de los que hace efectivo el ideal pansófico anteriormente mencionado.

La operación de universalización comienza con el pase de la educación familiar a la escolarización, ya que ya no alcanza la acción del padre para educar correctamente a los hijos; son los especialistas que, con métodos racionales, habrán de actuar ordenadamente y eficientemente sobre la niñez. Este pasaje de la acción del padre que no es suficiente y carente de método racional, pasa a ser desempeñada por el docente. Este traspaso de la educación infantil a la esfera publica requiere de un dispositivo de Alianza, es decir, un contrato tácito entre los padres y los maestros, ya que de otro modo, no es posible la universalización de la educación.

Rousseau expresa esta alianza al extremo cuando hace mención a que si el maestro carga con el deber que “naturalmente” le corresponde al padre, también heredará sus derechos “naturales”; en cambio como para Comenius la infancia “está dada por la necesidad de todo ordenamiento gradual de poseer un punto de partida simple y carente a partir del cual se erige la completitud deseada” no es necesario disponer de mecanismos coactivos para garantizar la permanencia de la Alianza.

El docente es el adulto portador de saberes, que basa su mando y autoridad en una legitimidad, basada en sus conocimientos. Los docentes son quienes determinan que alumnos son buenos y cuáles malos.

La pedagogía como disciplina, por un lado, caracteriza a la infancia y por otro lado, los niños son objetos de dos operaciones: constituyen un campo de análisis y son empujados a emigrar del seno de la familia a unas instituciones en donde puedan abandonar o superar la carencia que les es constitutiva.

La acción del niño ahora será juzgada y consecuentemente corregida en relación con los instrumentos teóricos que la pedagogía ha construido para intervenir en ella. La pedagogía caracterizó en la utopía pedagógica el “niño del mañana” que quería formar.

Pero como se menciono al principio este concepto de infancia es una construcción histórica y por lo tanto cambiante. La fuerza del discurso pedagógico ha declinado, por lo que en la actualidad asistimos, aparentemente, a una decadencia de la pedagogía moderna: el fin de la infancia caracterizada por el quiebre del modelo de dependencia y heteronomía respecto del adulto.

Si bien el docente continua siendo un componente central en el funcionamiento escolar, la diferencia radica en que el docente se encuentra bajo sospecha, deslegitimado como “el que ocupa el lugar del saber”; y actualmente ya no existen los malos alumnos sino que las patologías son trasladadas a las instituciones y/o docentes. Y si bien el método predominante de la actividad escolar sigue siendo la instrucción simultánea, ya no hay un método insdicutido, eficaz para enseñar (en términos de Comenius), sino métodos que conviven y divergen.

El lugar del docente como lugar exclusivo del que sabe, esta puesto en cuestión por la aparición de los medios electrónicos de comunicación y el acceso al saber a través de esos mecanismos extraescolares; un acceso a la información equivalente al adulto, y por que no decirlo, superior.

Las posibilidades de conocer no se hallan únicamente en el ámbito escolar; la escuela ya no es el único ámbito de transmisión de conocimientos. Ya no sólo los textos se asemejan narrativamente a la historieta o al zapping televisivo, sino también al denominado hipertexto, relacionado con las nuevas herramientas informáticas, entre ellas y la más importante, la Internet.

Esto produce un corrimiento de los lugares de quienes saben y quienes no saben. Hoy el docente debe correrse a un lado y atenerse a lo que los niños traen “desde afuera” de la escuela. De modo que se hace una concesión enorme por parte de la institución escolar al resto de las culturas extraescolares e indica la violenta modificación del sentido de la Alianza.

El dispositivo de Alianza escuela-familia ha cambiado el sentido, ya que antes los conflictos de resolvían indiscutiblemente a favor de la escuela; hoy la solución de conflicto no es única ni previsible.

El discurso pedagógico le indica al maestro que debe aceptar y comprender la existencia de una multiplicidad de opciones culturales, teniendo que resignar su posición autoritaria a una posición que se adapte a la situación y consensúe no sólo con los padres, sino también con los niños.

Este modelo de dependencia y heteronomía respecto al adulto esta quebrado. Esta crisis se reconvierte, ahora es el niño un ser independiente y con sus propias reglas. Dos son las concepciones que ponen en tela de juicio a la concepción de infancia moderna: la “infancia hiperrealizada” y la “infancia desrealizada” (Narodowski, 1999).

La primera se trata de una infancia de la realidad virtual (Internet, cable, etc.), donde prevalecen la satisfacción inmediata y la demanda de la inmediatez. La segunda, es la infancia de la realidad real, que vive en la calle, que es autónoma e independiente, que está excluida de la Internet y también excluida institucionalmente. Una infancia de la realidad virtual “armónica y equilibrada” versus la infancia de la realidad real, violenta y marginal.

Este quiebre en la concepción de infancia moderna, nos obliga a discutir y reflexionar acerca de si puede hoy la pedagogía formar “el niño del mañana”.


Bibliografía

Monje ¿ Que bueno que esta?

YouTube - Monje - Ayuda de Escritorio

2 min 40 s - 8 Mar 2007 -

4,8 de 5,0


Featured Video. VENTAJAS Y DESVENTAJAS DE LAS NUEVAS TECNOLOGIAS .... Es un vídeo para pensar y para reirse, sin excepciones ...
www.youtube.com/watch?v=93SgXeu-SeY

sábado, 18 de julio de 2009

Las nuevas tecnologías en las instituciones educativas: reflexiones para una inversión sustentable

Edith Litwin, doctora en Ciencias de la Educación por la Universidad de Buenos Aires, y desde 1999, directora del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA). Es una de las especialistas de referencia obligada en el área de educación y nuevas tecnologías. Dirigió durante más de diez años el programa de educación a distancia UBA XXI. Se puede leer a Litwin en sus numerosas publicaciones - Educación a distancia. Temas para el debate en una nueva agenda educativa (2000), Las configuraciones didácticas: una nueva agenda para la enseñanza superior (1997), Enseñanzas y tecnologías en las aulas para el nuevo siglo (1997)- artículos y colaboraciones en medios nacionales e internacionales y también en este artículo cedido gentilmente por la autora para este CD.

Voy a tratar de inscribir el tema en un marco polémico, fundamentalmente tratando de mostrar cuáles son hoy algunas tendencias y algunas preocupaciones en torno a la inclusión de las nuevas tecnologías en el campo educativo.

El estudio del impacto que las nuevas tecnologías tienen y tuvieron en las instituciones educativas, las razones de la adopción de cada una de ellas y los cambios que generaron permiten hoy pensar en un nuevo sentido los cambios de corte administrativo, los cambios pedagógicos y los cambios culturales generados por su incorporación en las escuelas.

Hay dos perspectivas que son recurrentes en el análisis desde los aportes de distintos teóricos en torno a las tecnologías. La primera refiere a que las nuevas tecnologías introducen información actualizada y de disposición rápida. La segunda perspectiva es que las nuevas tecnologías favorecen los trabajos en colaboración y, por lo tanto, ayudan a la construcción de entornos educativos más amplios que impulsan el desarrollo del pensamiento en niveles cada vez más complejos. Esas son dos líneas recurrentes: disposición de información actualizada y trabajo en colaboración. A ellas podemos incorporar hoy algunas reflexiones que son interesantes para volver a pensar estas propuestas.

La información actualizada y su rápida disposición como problemática hoy nos instala frente al conocimiento, dando cuenta cada vez más de las áreas que desconocemos. Cuanto más se sabe de algo, más se desconoce de otras cosas. Esta casi "ilimitad" de la ignorancia es provocada por el acceso a las nuevas tecnologías en términos de contacto. Cada vez más nos ponemos en contacto con información que ignoramos, lo que genera interrogantes de nuevo tipo referidos a cómo pensamos la educación cuando en realidad, paradójicamente, refiere a un sujeto que cada vez en mayor medida se pone en contacto con áreas de ignorancia. Esto nos permite también pensar en una sociedad de conocimiento donde, en ese contacto, se desplazan las acciones escolarizadas a acciones donde las fuentes de información pasan de los centros especializados al ámbito hogareño. O sea, tener a disposición información ya no es un problema de un centro especializado, sino que es un problema de las tecnologías a las que uno va accediendo en ámbitos diferentes.

La segunda reflexión, que tiene que ver con el tema de los trabajos en colaboración, también tiene un punto de partida paradojal. Cuando uno analiza el SARS (la enfermedad respiratoria que provocó una alarma mundial en los últimos años), lo primero que se advierte es que su origen fue descubierto en tiempo récord. Esto fue posible porque laboratorios de distintos lugares del mundo (Japón, Inglaterra, Estados Unidos, entre otros) se asociaron para lograr este descubrimiento. Entonces, la metodología para generar un proceso de descubrimiento impactó, en el caso de esta enfermedad, en términos del trabajo en colaboración y de uso eficiente del tiempo. Ahora, si estudiamos lo que los laboratorios terminaron aconsejando para la resolución de la enfermedad, nos encontramos que lo que finalmente señalaron es que el aislamiento es la única resolución, tal como lo fue el aislamiento para las pestes en la Edad Media. La resolución es similar, lo que da cuenta de situaciones de profunda controversia. Las nuevas tecnologías nos instalan en situaciones extremas. Ese extremo de la resolución rápida y, al mismo tiempo, una resolución de un problema que sigue siendo tradicional, una ruptura que casi no se puede ver en términos de tiempo. Las nuevas tecnologías nos instalan frente a un pensamiento paradojal: situaciones de profundo cambio y desarrollo y, al mismo tiempo, otras propuestas que no se han alterado en forma acorde con el cambio que produjeron las tecnologías.

El tema controversial tiene que ver con un desarrollo o descubrimiento desparejo. Nicholas Burbules y Thomas Callister, especialistas en temas de tecnología, nos hablan de una situación desaliñada y despareja, para referirse a esa controversia en formatos de conocimiento de nuevo tipo, que antes podía ser propio de un centro especializado y hoy es posible con la computadora en la casa.

Entonces, el tema de la instalación en una plataforma relativa al conocimiento debería ser tomado sustantivamente por las instituciones para pensar qué cambios tienen que producir para que estas situaciones paradojales puedan encontrar algunas resoluciones con sentido. Cuando uno analiza, por ejemplo, la universidad, que es el centro de mayor producción del conocimiento, también se encuentra con que algunos laboratorios de empresas provocan a través de sus investigaciones desarrollos que compiten o que superan de alguna manera a los esfuerzos de las universidades, y esto también constituye un problema de nuevo tipo. Las universidades, fundamentalmente, tienen como misión tratar de introducirnos en procesos de preguntas y ayudarnos a construir estrategias de respuestas como tema nuevo. Si antes pensábamos que proveían el acervo de la información, hoy nos encontramos con que tienen que cambiar para pensar en cómo construir estrategias de respuesta pero, fundamentalmente, cómo formar un sujeto que pueda preguntarse. Desde ese lugar tienen que asumir que para que un dato se transforme en conocimiento tiene que haber una pregunta que lo tome y lo transforme en un interrogante genuino. Y esto vuelve a plantearnos también cuál es el lugar que la tecnología como oferente de una gran cantidad de datos interesantes, pero que no resuelve per se la buena pregunta necesaria para transformar el dato en conocimiento.

Los usos de las nuevas tecnologías en las instituciones educativas: tres casos para el análisis

Yo quería tomar tres casos diferentes de instituciones educativas impactadas por las tecnologías. En un trabajo de Tony Bates (2001, Cómo gestionar el cambio tecnológico, Barcelona: Gedisa), él analiza cómo se introduce el cambio tecnológico y cuáles son las modificaciones que produce.

El primer caso analizado es el del Collège Boréal, una escuela universitaria de Ontario (Canadá), sostenida por fondos públicos, que tiene siete campus, quince centros asociados, quince mil alumnos y cuenta con audio conferencias y videoconferencias para el desarrollo de los contenidos. El Collège Boréal se plantea como un centro virtual de recursos donde el desarrollo de los contenidos se provee a partir del trabajo de los docentes. Lo que la universidad se plantea es cómo pasar de la dependencia del alumno del desarrollo de contenidos que provee el profesor hacia una situación de interdependencia en términos del trabajo de profesores y alumnos para, finalmente, alcanzar la total autonomía del alumno, de modo que él sea el que fundamentalmente maneje su propia propuesta de conocimiento.

La universidad, en este caso, plantea la creación de un centro para la producción de materiales, pero tiene como propósito último pasar de la dependencia del profesor a la independencia del alumno, merced a las posibilidades que ofrecen las tecnologías. En las propuestas del Collège Boréal los profesores tienen que recuperar el espacio para la producción de conocimiento. El alumno adulto tiene que aprender en la sociedad contemporánea a trabajar por sí mismo y a generar desarrollo de conocimiento a partir de sus propias actuaciones. La universidad tiene un plan para que esto pueda ser conseguido a través de etapas y desde un proyecto educativo.

Un segundo caso es el de Virginia Tech, una universidad de siete mil alumnos inscriptos y cursantes donde prácticamente todos tienen problemas con la matemática. El tema de la formación previa en matemática es una problemática para el estudiante. Frente al desarrollo de cursos de matemática cada vez más complejos, los estudiantes desertan. El problema no resuelto termina siendo un filtro para la universidad. Entonces Virginia Tech usa las tecnologías para resolver un problema. Si antes había una filosofía en términos de pasar de la dependencia a la independencia del estudiante, lo que se plantea acá es la resolución de una dificultad. Se genera un gran galpón en la universidad; en ese galpón ponen una computadora por alumno; los alumnos se encuentran con un soft que va avanzando paulatinamente de menor a mayor dificultad; si el alumno se encuentra atorado por un problema que no puede resolver pone una latita colorada que lo identifica para que el tutor lo asista. Los tutores que van pasando saben que la latita colorada señala que alguien no puede resolver un ejercicio de matemática y se acercan al alumno en cuestión. Si la palabra del profesor no ayuda a resolver ese ejercicio de matemática, en ese galpón, que está abierto veinticuatro horas todos los días, el alumno recurre entonces a pequeños gabinetes de consulta donde otros docentes lo ayudan en la resolución. La tecnología cobra una importancia vital para la resolución de un problema que la universidad detectó como crucial, totalmente diferente de la propuesta anterior.

El tercer caso es Universitas 21, un consorcio de veintiuna universidades de Escocia, Australia, Canadá, Nueva Zelanda, entre otras, que desarrollan conjuntamente el tema de la gestión de los recursos de la Tierra, en una propuesta donde cada universidad plantea lo mejor de su oferta para el desarrollo de los contenidos en relación con esta área. En este sentido hoy vemos, por ejemplo, cómo la Comunidad Europea analiza la armonización de cursos y de títulos. Acá se plantea la compatibilización de una serie de cursos que juntos integrarían un currículum común, donde cada alumno puede elegir dentro de ese currículum común cuál es el curso que quiere adoptar, ya sea de su universidad o a distancia, en cualquiera de las otras veinte universidades que ofrecen cursos para conformar su currículum. Esto permite que cada uno pueda elegir la mejor materia de cada universidad o la propuesta más atractiva acorde con sus intereses. Este consorcio también dispone de postgrados y maestrías, y logra desarrollar ofertas comunes que, a su vez, permiten la reunión de los profesores y mejores resoluciones pedagógicas y didácticas.

Los casos ofrecen propuestas distintas que han determinado formas de trabajo totalmente diferentes al interior de cada universidad. En los tres casos estamos viendo: los usos de la tecnología para subsanar deficiencias del sistema tradicional, en el ejemplo de la matemática; la oferta de ventajas en la formación de los estudiantes en el caso de Universitas 21; y formas que reorganizan las maneras de enseñar y de aprender en el Collège Boréal. Estas propuestas tienen incidencia en la vida de los claustros. Evidentemente aumentan el trabajo en equipo de los profesores. Los profesores necesitan del otro y necesitan saberes diferenciales y especializados, con el objeto de ir armando y diseñando sus propuestas educativas. Y lo que provocan, generalmente, es una revitalización de los problemas de la enseñanza en los profesores. Los profesores de alguna manera han asumido de una forma más profunda, con mayor preocupación, los problemas de la enseñanza. Y estos problemas de la enseñanza han derivado en más tiempo ocupado para esa resolución y también más tiempo para el trabajo en equipo. Son cambios interesantes que permiten ver estas propuestas pero, más que otra cosa, muestran perspectivas diferentes en los usos de la tecnología, acordes a filosofías distintas en las formas de trabajo.

Una experiencia interesante se realizó en Estrasburgo con chicos de la escuela primaria que tenían todo el desarrollo de los contenidos en una mochila digital. La mochila era la computadora y funcionaba como manual, libro, cuaderno, deberes, absolutamente todo, programado especialmente para el caso. Se hizo un estudio de tipo comparativo en un corte experimental con otro grupo de estudiantes que tenían una programación similar y de muy buen nivel pero sin la mochila digital. Un seguimiento a lo largo del año mostró que la mochila no producía valor agregado. Buenas propuestas educativas comparadas con otras buenas propuestas soportadas tecnológicamente no producían valor agregado en términos de la incorporación per se.

Una experiencia diferente, que tuve oportunidad de analizar en México en una pequeña universidad, incorpora propuestas tecnológicas en las aulas con el objeto de ir pensando que la misma universidad se está preparando para el desarrollo de propuestas tecnológicas, para poder vender en el futuro, a través de convenios, sus paquetes instruccionales. Provoca en el aula propuestas de desarrollo tecnológico a través de la utilización de las computadoras para trabajar con foros, etc., pero determinó propuestas tecnofóbicas por parte de los estudiantes. Estos, puestos a realizar un foro en el aula con su profesor de manera presencial, terminaron rechazando las computadoras.

Estas experiencias permiten analizar nuevamente los problemas. Si pensamos en la información, hay que hacerlo de un modo diferente. Si pensamos los entornos comunicacionales para la producción de conocimiento en los trabajos en colaboración, también nos preguntamos si son intereses en común los que están uniendo a la gente. Cuando lo hacemos advertimos que más de una vez muchas de las propuestas de colaboración están pedagogizadas en las escuelas y se pierde su verdadero sentido. Cuando pensamos en la colaboración en las escuelas y decimos a los estudiantes "sí para la enseñanza, pero no para la evaluación", porque en la evaluación no podés mirar lo que hace el otro, somos contradictorios con la misma propuesta de colaboración que planteamos. En el caso del SARS el trabajo en colaboración refiere a un interés en común: descubrir rápidamente el origen de la enfermedad. La pregunta que nos hacemos es si son intereses genuinos en las escuelas y en las universidades los que sostienen la colaboración. Si el interés es genuino es probable que podamos encontrar propuestas pedagógicas que le den verdadero sentido a la colaboración, si no seguramente serán pedagogizadas en el mal sentido, en términos de no generar nuevos estímulos a un pensamiento cada vez más complejo.

Este es el panorama y no parece sencillo, porque malas introducciones de las tecnologías pueden generar tecnofobias. Las malas incorporaciones de la tecnología en el sentido de pensar que la tecnología per se genera valor agregado, nos muestran con desilusión que no generaron un cambio en términos de impacto positivo. Las tecnologías provocan en los profesores, a pesar de que se busque la autonomía, un mayor compromiso con la propuesta educativa. Se busca la autonomía de los estudiantes y la tecnología termina provocando un mayor compromiso de los profesores con los procesos de comprensión de los mismos estudiantes. Esto va instalando un panorama cada vez más complejo donde queda claro que la introducción de la tecnología no resuelve ninguno de los interrogantes sino que provoca nuevas preguntas en términos del sentido de su uso. Y entonces son los proyectos educativos respondiendo a filosofías determinadas los que, seguramente, le dan sentido al uso de la tecnología.

Cuando se analiza, por ejemplo, la utilización de la tecnología para la discapacidad se plantea un sentido humano por el que la tecnología recobra otra vez su valor como herramienta. Y esa es la plataforma en la que uno inscribe hoy los proyectos: cuál es el sentido con el que este proyecto va a ser utilizado. Desde ese lugar, la plataforma de la educación en la era planetaria también inscribe interrogantes nuevos. Edgar Morin plantea que la humanidad también se desenvuelve en una tensión, complementaria y contradictoria en términos de ciencia, de técnica, de industria, de intereses; pero también es humanista y busca la emancipación del hombre. Entonces la tecnología, en sus dos aspectos de información y comunicación, puede colaborar en la instalación de esa humanidad planetaria, según lo plantea Morin.

Nos preguntamos cuál es la tecnología que tienen que conocer los estudiantes, pero también nos preguntamos qué tecnología tienen que conocer los profesores. Yo creo que si para los profesores la tecnología no resulta transparente (una categoría interesante de Burbules y Callister), si los profesores no manejan la tecnología, es muy difícil que puedan apropiarse de ella y darle este sentido planetario que planteamos. Va a tener un sentido de herramienta, pero va a ser más barrera que otra cosa. Si para los profesores la tecnología no es transparente van a terminar trabajando en propuestas didácticas que van en contra del mismo sentido del uso de la tecnología.

Y a su vez, nos preguntamos cuál es la tecnología que tienen que conocer los estudiantes. Casi con sentido común decimos que los estudiantes saben más de tecnología que los docentes, en términos de videojuegos, chats, etc. La pregunta es cuál es la tecnología que requerirían los estudiantes para favorecer procesos de pensamiento cada vez más complejos. La pregunta que nos hacemos es si tienen que ser programadores o si tienen que ser lectores eficaces, críticos. Si el problema es conocer críticamente el origen de la información como para poder pensar si esa información les ofrece buenas respuestas a sus preguntas, o si el estudiante, simplemente como lector crítico y consumidor de tecnología, se basta por sí solo para resolver la problemática del acceso a la información y la comunicación. Bueno, esta es una síntesis de la plataforma o de algunos interrogantes sobre los que se podría inscribir hoy la tecnología


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El portal Educativo del Estado Argentino

Recursos educativos

Diseño instruccional I. Recursos para el aula con MS Office

Diseño instruccional

En este módulo se presentan los lineamientos básicos para:

  • Diseñar una experiencia instruccional que integre las nuevas tecnología s aplicando la estrategia de Aprendizaje Basado en Problemas (ABP).
  • Incorporar la tecnología como un recurso didáctico y una herramienta de productividad en el desarrollo de materiales por los alumnos.

Lineamientos teóricos

Introducción

El campo de aplicación del diseño instruccional ha ido creciendo significativamente junto con la introducción de las nuevas tecnologías, tanto en el sector educativo como en las empresas. Ha evolucionado y su visión ya no es restringida y meramente conductual, sino cognitiva y constructivista.

Para que una tecnología cumpla el objetivo para el cual fue adquirida, su implementación debe estar respaldada por una planificación sistemática en la que se definan los resultados a lograr y los mejores medios para hacerlo.

Definición

El diseño instruccional es un conjunto de actividades encaminadas a transformar una idea en una herramienta de aprendizaje. Es un proceso cíclico y sistemático en el que deben definirse aspectos como el área de aplicación, el contexto y/o población, las metas a lograr, los contenidos a tratar, las estrategias y métodos a seguir, así como el tipo de evaluación que se requiere aplicar para retroalimentarlo.

ProcesosEl diseño instruccional que se propone para el desarrollo de cualquier programa o material que incorpore la tecnología, comprende cinco fases:

  • Análisis
  • Diseño
  • Desarrollo
  • Implementación
  • Evaluación

Cada una de ellas debe integrar durante su desarrollo diversos elementos de la tecnología, con el fin de garantizar su incorporación integral a los procesos de enseñanza y de aprendizaje.

proceso de enseñanza-aprendizaje

El docente es el responsable directo de la planificación, desarrollo y evaluación de cada una de las fases del modelo. El alumno participa activamente en la etapa de implementación utilizando el material previamente elaborado.

Al término de la cuarta fase, se requiere de una evaluación sistemática de los resultados obtenidos con el fin de validar la eficacia de los materiales y actividades propuestas.